lunes, 17 de noviembre de 2008

Las palabras y los gestos

En el ámbito de la terapia, y en general, del trabajo con familias deberíamos ser capaces de aprender a utilizar intencionada y estratégicamente el poder de las palabras (no solo sus contenidos informativos), los silencios y los gestos. También debería ser parte de nuestro trabajo con padres y madres dotarles de recursos para tener mejor consciencia del valor educativo de estos recursos, de la medida en que todos ellos ya los poseen, y del modo en que con finalidades bien definidas los pueden utilizar en sus relaciones con sus hijos/as y sus propias parejas.

jueves, 9 de octubre de 2008

Una buena entrevista para el debate

En este enlace encontraréis una extrevista muy interesante con Juan Luis Linares, uno de los autores más importantes en el ámbito de la psicología sistémica española. En este caso el tema es el maltrato.

http://www.migatocalcetines.es/2006/09/15/juan-luis-linares-%C2%BFnos-consuela-que-el-maltratador-se-suicide/

miércoles, 8 de octubre de 2008

Psicologia sistémica, Infancia y Familia

La psicología sistémica puede aportar mucho a la comprensión del mundo de la familia y la infancia. En un modo especial, este modelo puede ayudar a superar las dificultades que suelen aparecer en las familias durante la etapa de la crianza ayudándonos a entender las vicisitudes habituales de la primera infancia y sobre todo contribuyendo a encontrar pautas de actuación eficaces desde la evaluación rigurosa y la relación empática con las familias. Sintetizando al máximo las características principales de la psicología sistémica, o lo que hay de específico en este modelo aplicado al trabajo con familias, podríamos destacar los siguientes aspectos:
· Estudiamos y actuamos más sobre las relaciones que sobre los individuos.
· Nos centramos en lo que sucede en el presente más que en lo que pasó en el pasado, aunque tenemos en cuenta los procesos evolutivos y lo transgeneracional.
· No utilizamos el binomio causa-efecto para explicar lo que pasa. Rechazamos cualquier tipo de culpabilización.
· Creemos que todos los integrantes de un grupo tienen siempre algo que ver en lo que pasa en él. Las dificultades del niño/a, del padre o de la madre, son dificultades de todos.
· Creemos que las personas y las familias tienen siempre recursos propios para superar las dificultades. Intentamos movilizar dichos recursos. Potenciamos la confianza de la familia en sus propias capacidades.
· Creemos que los individuos (adultos o niños) y los grupos tienen siempre capacidad para cambiar, para mejorar.· Buscamos cambios cualitativos. Huimos del “más de lo mismo”.
· Concedemos una relevancia enorme al análisis de la comunicación en el grupo (entre los padres, entre padres e hijos, entre los hijos...), tanto desde el punto de vista del diagnóstico como de la intervención.
· Planteamos tratamientos limitados en el tiempo: Evitamos la dependencia del terapeuta. Cuanto antes el cliente no necesite venir a consulta, los resultados serán mejores.

Según estos criterios, las posibilidades de abordar con éxito las problemáticas relacionadas con la crianza, desde los primeros años hasta la adolescencia, o las crisis que aparecen con frecuencia en la pareja durante estos períodos, son muy elevadas. Este modelo de intervención permite trabajar sobre las dificultades y disfunciones, por graves que sean, desde planteamientos orientados más a la salud que a la enfermedad. Partiendo del respeto a la idiosincrasia de cada grupo familiar, les dota de instrumentos muy eficaces para actuar desde la prevención y la promoción de los propios recursos a la hora de afrontar todo tipo de dificultades cotidianas y/o problemáticas patológicas de mayor complejidad.